jueves, 6 de septiembre de 2007

La sublime rendición.

La sublime rendición del aire tibio que rodea a la piel de sus labios recién humedecidos por una lengua no mas pulcra que el manantial mismo por donde proviene provoca la florescencia de la vida a su alrededor, pies besando telas dulces como caramelo que sin roce acosan la delicadeza de sus plantas. Acaricia el velo dormido del sueño cuando los párpados acosan la reverberación de una risa. Inconsciente, casi animal y pura es la gracia con que el rubor de sus dedos exudan perfume divino al despertar a las flores. Vidas enteras rendidas ante la ilusión de un segundo de su mirada. Imposible, sin forma ni voz, pues tal voz es impensable...
Agonía intensa en despertares profundos que cual caramelo se estiran infinitamente sin romperse, el contacto alabado del aire se lo sugiere, es tibio y denso, es aromático y especiado, es néctar y camino, es amor líquido...