viernes, 16 de noviembre de 2007

Niño Migué



Este hombre en unos minutos le dió un arrullo a mi corazón, le dió esperanza, amor, ternura y alegría, pues entre las cuerdas que con tanta gana una vez tocó, despertó en mí el tibio calor de los sonidos que de niño uno escucha, metiéndose en mi pasado sin saberlo, y llenando mi presente y futuro con la naturaleza de su música, ese sabor y esa textura. Ahí mismo se va a quedar, y da impotencia y bronca saber que alguien que ha sido la influencia de los mejores tocaores flamencos del mundo (incluso Paco de Lucía) ahora se halla perdido en la mentira de la droga. Incluso a través de esa lluvia de fango que nubla sus sentidos y movimientos, los colores que hicieron el cuadro más bonito de la guitarra se resisten a perderse, pues las estrellas pueden brillar mucho, pero el sol no se puede tapar con un dedo. Y no es que yo lo diga, sino que todo aquel que guste del flamenco, puede afirmar que el Niño Migué es el sol de la guitarra.

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