miércoles, 28 de enero de 2009

Ese cuadro ahí

Primero se ve un sol enorme roto como la cáscara de un huevo, derramando su yema, o su lava, sobre un campo casi deseirto, con algunos pastitos que se queman en contacto con le liquido flameante. Entonces se abre la tierra y los dos néctares de fuego se alimentan el uno al otro como si al estrella muerta dejase paso su rocío al lecho maternal de la tierra. Ese fuego que nunca se apaga queda inmerso, como en una cajita musical, en un viente lleno de vida, vida misma que nace con tus mismos ojos y no se da cuenta que la estoy mirando. Tus ojitos llenos de alma son la tierra en la que como raíz ciega me hundo y penetro, cada vez que te miro. Si supieras que ese sol quebrado son mis manos, que se derraman en calor si siento tu piel tan próxima...
Tan próxima, como si te pudiera tocar..

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