viernes, 13 de abril de 2007

Azucenas al dente

Me dan espejos de plata en la noche, y los pies helados me matan con agujas. A veces me encuentro despejado al ocaso (si no llueve), mas como hoy la luna no ilumina mucho, puedo caminar vacío entre los tachos de los almacenes. Encuentro dos amantes despegados que se iluminan sin pisarse siquiera un tendón. Callados, apretan los ojos hasta que les hace llorar sangre. Abren la boca y no les sale ni un ruido, están mudos y sordos, no saben qué les depara el viento ni la pista. Ahora estos dos mojones cabreados se levantan y ajustándose el cinturón huelen vientos de sueño, y con brazos desnudos abrazan el aura del otro. Caminan y los sigo, a ver qué arbol saludan, y se encuentran de orillas con otros dos señaladores. Levantan la gorra, chasquean los dedos y a los mojones les cae papel en las manos. Leen las noticias y se enferman, sienten que las nubes no son para ellos y tienen espasmos. En esto, el reloj les grita que ya amanece. Al pebete no le son suficientes las caderas de goma como para calentar el aguijón, y se cae en su propia boca. Pobre... le queda tan bien!!!! Me voy a pasear la nueva nacida, quedate con las pieles vos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ESPERO QUE ESTE MUUUUUUY BIEN NOS ESTEMOSCOMUNICANDO UNA AMIGA PARA TI SI DESEAS VISITAME Y NOS COMUNICAMOS BYE. XIMENITA

Anónimo dijo...

Espejitos rotos que refleraron la silueta de un ahogado esbozo de felicidad...son ahora recuerdos indivisibles de lo que no volverá a ser, aniquilamiento y reciclaje...
Besos