lunes, 9 de abril de 2007

Kiss your ass goodbye

Pookie le puse a mi perro, hará aproximadamente mas de 10 años atrás, como el osito de Garfield. En esos entonces leía mucho a Garfield, era la única historieta que tenía. Mi abuela se encariñó con él, en el poco timepo que estuvo enn casa, siempre preguntaba por él. Era increíble la bondad que tenía el perro ese. Quizás era mas boludo que bueno, pero tenía unos ojos que irradiaban bondad y felicidad. Daba gusto verlo correr y jugar, me acuerod que un día mi perrita habia salido del celo y la bajamos de lo que en esos momentos era la terraza de casa, que ahora es mi pieza, y en vez quererla ensartar como churrasco de croto, quería jugar con ella. El hijo de puta era un cachorro aún a los 8 años de edad. Acuérdense que un perro a esa edad debe tener como 40 años o algo así. Si le acariciabas la cabeza, la bajaba por timidez, y si le dejabas de acariciar, te buscaba la mano, siempre con la parte de arriba de su cabeza. Me encantaba verlo andar por ahí enamorado de una perra (mas que perro, era un gato) y dormitar aunqe sea en el frío del frente de una casa, aguardando a que su enamorada salga. Esto siempre a la mañana o a la noche: me miraba con las orejitas levantadas, depende la luz que haya y yo le llamaba "Pookie!!!". Y el guacho venía. Venía haciendo ademanes raros con las patas, como si caminando te las quisiera dar y estrecharte la mano, todo esto con una sonrisa de oreja a oreja.
Eso, no diré cómo ni daré detalles como suelo dar referentes a su partida a mejores o peores tierras. Simplemente lo mejor que me dió y lo mejor que le dí yo: mucha comida y rica. Y cariño.
Adiós Pookie, seguro vos y yo nos veremos en el mismo lugar, ya sea abajo, arriba o al costado. Te quise, negro. Te quise.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está y estará...
Besos